19971212

FOTOGRAFÍA JOVEN CHILENA, CADA VEZ QUE AMANECE

© Luis Santelices


"Las utopías son ustedes mismos.
Ustedes están por encima de los esquemas, de los carcamales
Y me parece que frente a los riesgos que afrontan están vivos"
Gonzalo Rojas
A miles de jóvenes en un festival punk en Madrid. 1996.

Cuando en 1993 Ediciones B lanzó Generación X, la novela del periodista canadiense Douglas Coupland, no fueron pocos los que a este lado de Los Andes intentaron aprovechar el término, como una etiqueta más sobre los jóvenes. Sin embargo, Coupland, que bordeaba los 30 años, miró a quienes entonces se encontraban entre los 18 y 29, cohorte generacional que en Estados Unidos sumaba unos 45 millones de personas "desesperanzadas, de exiguos ingresos, ocupaciones temporales no convencionales (MacJobs) y escaso futuro, y que insólitamente, no se revelan enfurecidos como los agitadores juveniles de otros tiempos", según escribió Vicente Verdú en el prólogo del libro. Era una juventud que había dejado de pugnar por el éxito, la fama y el dinero, sin que la coyuntura económica dejase de ser un problema.

Pero en Chile, la apática generación nacida en los `70, criticada por su escaso interés por la política, denominada "hijos de la dictadura" y abanderizada con el criollo "no estoy ni ahí", poco a poco fue mostrando características particulares que se hacían cada vez más específicas, según la pertenencia o no a determinados clanes urbanos. Agrupados como temidas barras para alentar a su equipo de fútbol (y de paso calificados de delincuentes y drogadictos) o asistiendo a acciones de arte y asociándose a cines y bibliotecas de instituciones culturales, una vez más estarían en la boca de los medios de comunicación.

Lo cierto es que, reunidos en el Parque Forestal para hacer malabarismo al ritmo del tecno, bebiendo tequila en un pub del paseo San Damián o buscando una escapatoria en la pasta base y "pateando piedras" en las esquinas de cualquier población del país, tienen algo que decir. Tal vez los divida el gozar con Adrián y sus Dados Negros en vez de Emerson Lake and Palmer, preferir un film de Kubrick o David Lynch, antes que "Avión Presidencial" o "Jurassic Park", pero el ímpetu apasionado que utilizarán para llenar el Estadio Nacional en un homenaje al "Che", no será diferente a la hora de alentar a "la roja". Ya sea en Lo Hermida, Huechuraba o Vitacura, son jóvenes que sólo desean acceder a todo lo que antes de la democracia se les ofreció, como en un cuento de hadas. Que se cumplan las expectativas de libertad y de solución a sus problemas reales. Olvidar palabras como frustración o dinero, como un requisito para el futuro. Viajar y conocer, pero más que nada, realizarse como persona. Como empresario, fotógrafo, pescador, azafata o haciendo goles como "El Matador" Salas.

CALEIDOSCOPIO AL DESENCANTO

"De repente se inclinó hacia delante, encaró su propia vida y caminó con rapidez
hasta perderse de vista. Abrí la boca a la desolación de mis propios días.
También tenía que recorrer un camino espantosamente largo".
En el Camino. Jack Kerouac.

Si se ha dicho poco de fotografía en Chile, mucho menos se ha dicho y mostrado de fotografía joven. Carla Ramírez, Pablo Martínez, Tomás Munita, Luis Santelices y Mario Vega son cinco fotógrafos nacidos en la década del `70. Cinco miradas distintas al Chile actual ¿Cómo reaccionan ellos ante esta fauna de la que forman parte? ¿Qué quieren decir por medio de la fotografía? ¿Realizan una crítica fundamentada a la sociedad y la época que les tocó vivir o son indiferentes al bombardeo y la presión de un país que lucha por recuperar una identidad que, según algunos, nunca tuvo?

Uno de los aspectos que más llama la atención al revisar los portafolios de la generación actual, es la repetición de ciertos temas que mantienen una relación con lo folklórico o la identidad nacional. La caótica urbe santiaguina ha prestado sus calles más sucias y olvidadas para que estos fotógrafos acudan a ellas. De esta manera, por nuestra retina comienzan a transitar decenas de imágenes del Circo, los transexuales, las peluquerías, el cabaret de calle Bandera o el taller mecánico de Av. Diez de Julio. De igual forma muchos jóvenes trasladan sus puntos de encuentro a determinados bares y cantinas del casco viejo de Santiago o Valparaíso ¿Una "alternativa" de escape a la sociedad que los abraza o una simple moda? ¿Qué les llama la atención en estos temas? ¿Qué otros intereses canalizan a través de la fotografía?

Para Tomás Munita (22 años) estos lugares marcan hitos, ya que es fácil acercarse por medio de ellos a la vida cotidiana y popular. "Tal vez nos interesan porque somos totalmente ajenos a ese modo de vida, es otro mundo. Es más que simple curiosidad. Creo que los jóvenes sentimos un rechazo a muchas cosas que se nos imponen, que no les encontramos un sentido, quizá porque aún no entramos en una etapa productiva y tenemos la libertad económica de ser hijos de papá. En estos lugares aprendes a reconocer estas vidas que se alejan de lo mundano, de la publicidad, de lo que se impone como "top", lo que está de moda. Y esto, que igual está de moda, es como el lado oscuro, lo que no se muestra, lo masivo, lo más importante, ahí está Chile, pero no está el jaguar, sino el hombre con un trabajo de mierda, descargando un camión... El domingo en la Quinta Normal no es el domingo en el Parque Arauco, sino el acercamiento a la vida en familia, la naturaleza, lejos del encierro de tu casa. Lo que aún no se comercializa (...) Uno de los temas que me interesa es el "Trabajo", como negación de otras cosas. Lo que significa ir a trabajar a un espacio cerrado, sin ventanas, con una ampolleta toda cagona y una radio encendida, haciendo un oficio automático todo el día... Caminé mucho y encontré talleres, oficinas, un conserje que llega a las 8 de la mañana y se va a las 7 de la tarde, se sube a una micro y se va raja a su casa. Siempre el cubo como un símbolo que representa el espacio cerrado, la luz artificial".

Pablo Martínez (23) se pregunta: "¿Qué más vas a hacer en Santiago? Son temas llamativos de los que me interesa la atmósfera, la naturaleza. Por eso tomé la Quinta Normal. Igual creo que todo está en el enfoque que tú le des, tiene que ver con el carácter de las personas. Por sentirse cómodo. Escojo temas que pueden enriquecerme, como el de calle 10 de Julio, donde me acerqué a la gente. Te enseñan a vivir, a tener una visión frente al mundo o, por último, a saber que hay otros parámetros. Yo vivo a un nivel, vivo mi mundo y ando sacando fotos mientras hay otros que se preocupan de arreglar autos. Entonces es la oportunidad de conocer otras formas de vida que para mí son super atractivas (...) Además noto que hay mucha crítica, y eso como que no me gusta mucho. Ves un trabajo de ciudad y todas las fotos son movidas, distorsionadas, una cosa terriblemente apocalíptica, que no tiene nada de bueno, o sea en la ciudad todo es malo. El 95% de los trabajos que se realizan son todos en Santiago. Y es la gente, porque es ella la que está haciendo apocalíptica la ciudad. Mi idea es hacer todo lo contrario. Resaltar los pocos valores humanos que van quedando en la gente. Porque más que mal estamos inmiscuido en una sociedad de mierda, todo lo que quieras, pero todavía existe la bondad, la humildad, la hermandad, todo eso existe y es importante mostrarlo. Todavía tengo fe. De hecho cuando salgo todavía dejo el auto abierto, todavía pienso que no me lo van a robar. Y de hecho me han robado cuatro cámaras y un auto. Todavía creo en el respeto, sobretodo en el respeto".

El contrapunto lo apreciamos en el trabajo de Luis Santelices (23), quien junto a algunos ensayos de carácter documental, a la vez ha experimentado en un trabajo que mezcla geometría y estructuras urbanas, donde lo prioritario es el color, sin que el graffitis de la ciudad y sus habitantes queden fuera. "No quería que las fotos sólo registraran la realidad y me importaba mucho el punto de vista de la cámara, porque la cámara estaba seleccionando, ahí era muy importante la percepción porque estás abstrayendo de una totalidad, de esta realidad primaria conocida por todos. Fui muy meticuloso, esperaba media hora que pasara alguien, pues no me interesa la instantaneidad. Tengo otro trabajo que está en etapa de experimentación, donde el soporte debe perder su característica tan neutra. Siempre me ha importado el contorno, los bordes, como un discurso que debo meterlo y fracturarlo".

Desenmarañar los anhelos y pasiones desbordadas, que estos jóvenes canalizan a través de la fotografía, tiene un fin trazado. Descubrir si lo que dicen cada vez que miran a través del lente es un acto premeditado y a conciencia. "La fotografía es un medio de expresión pero lo más importante es que es un medio de búsqueda, una forma de reencontrarte y buscar tu origen, tus medios, tus alegrías -expresa Munita- La fotografía puede ser concebida como una forma de arte que apunta, como otras expresiones, al hombre. He aprendido a conocer mi amor por la naturaleza, por el ser humano, por mí mismo. Y a reconocer lo que no me pertenece, como lo que la tele, la radio, la publicidad y todos estos medios que nos están invadiendo, me ofrecen a cada paso que doy por la calle. Le agradezco a la fotografía el que me ha impuesto esa contemplación de las cosas, esa manera de observar detenida, pausada. Ese vagar, ese errar, el juego inclusive. Todas esas son cosas que van alimentando la imaginación, lo que hace redescubrirte. No es un simple transitar por la calle, no es un trámite, pasa a ser un momento de introversión. Perteneces a lo que estás viendo, pero es una mirada a ti mismo a partir del medio que te rodea".

Carla Ramírez (20) agrega: "Siempre tengo la idea de expresar algo, pero nunca tengo claro qué es. Muchos fotógrafos sí lo tienen claro, saben a lo que van y lo que quieren decir, yo no. Yo no soy así, voy y me embalo. Comienzo a sacar fotos, sacar fotos y sacar fotos sin saber qué es. Luego lo ordeno, hago una curación y al verlo me doy cuenta que salió una parte de mí. Eso ha pasado en los dos trabajos grandes que he hecho. En el Mercado Central aparece un personaje curioseando, un "intruso". En el trabajo del Topless, recuerdo que me encontraba en un estado muy depresivo, mi persona estaba muy mal, y al final, la edición fue increíble. Vi las fotos y me di cuenta que existía una falta de identidad demasiado clara, con la que me identificaba en ese momento de mi vida. Es eso lo que aparece en mis fotos. Caras segmentadas o simplemente ausencia de rostros. Era yo que estaba mal y no sabía qué cresta hacer. Quedé feliz, pero siempre sabiendo que hay algo que falta. Nunca continúo mis trabajos. Dejo de sacar fotos en el momento que ya me agoto. Me han dicho que está mal, porque no me esfuerzo a seguir en el tema, no tengo ese sistema de "¡ya!, vamos a tomar fotos" y me da lata forzarme a hacerlo (...) Este año quiero hacer el Circo, me llama mucho la atención, iré, pero no me preguntes a qué, no lo sé. No puedo decir que será ésta la historia que quiero contar. Y a mí me funciona. No me preocupa, pero lo pienso. Hacerlo de esta forma no esquematizada me da la sensación de que me expreso ene yo, de que mi persona aparece aunque nadie sé de cuenta. Eso me da lo mismo, lo que no quiere decir que no me agrade que mis fotos le gusten a la gente, me encanta que hablen de mis fotos, para bien o para mal. Pero darme cuenta yo es una excitación máxima (...) Si te invitan a ver una exposición fotográfica acerca de un Topless ¿qué esperas ver? Yo intento mostrar lo no obvio. Son las fotos que te llevan a entender una parte del autor que hizo ese trabajo. En el Topless dejé afuera el espectáculo, el desnudo, las tetas, el poto. Lo que quedó son espacios sombríos, casilleros, espejos, el sostén de una mina... Tratar de mostrar la soledad, que a la vez era la mía".


© Mario Vega


Mario Vega (28) experimenta en distintas áreas: reportaje, intervención, doble exposición, polaroid y lo que él denomina "la búsqueda de la fotografía única. Trabajo la desestructuración de la forma a través de lith, donde creo una nueva imagen dentro de una madera. Cada vez me estoy alejando más de la fotografía pura o de reportaje. Utilizo la fotografía como un soporte de expresión ¿Dónde está el límite entre fotografía y plástica? Yo estoy en ese límite (...) La influencia de la religión en mi trabajo es muy importante. El colegio que me formó era franquista, muy católico y rígido. Pero la educación artística fue nula. He estudiado la vida de otros artistas y cómo ellos formaron su interpretación personal de la religión, para que me guíen. Por eso llegué a este trabajo como una forma de sacarme esta lacra de encima. Desde niño tengo muchas imágenes bíblicas en mi mente: el azote, Pedro y el gallo o Cristo diciéndole a las mujeres: "No lloréis por mí hijas de Jerusalén".
Creo que es importante estudiar eso (...) Con la doble exposición sentí que el resultado era demasiado fantasmagórico. Los cuerpos quedan muy unidos. Con la influencia de la pintura, me convierto en un pintor y el haz de luz en un pincel, entonces subo un cuerpo para que el otro quede visualmente más atrás, lo que forma una coherencia lógica. De estas dos imágenes unidas a través de la fotografía formo una tercera, que se diferencia de las anteriores. Aumento o disminuyo detalles y se forma una fotografía única, sin negativo, lo que me parece más atractivo (...) Creo que durante el Barroco fue la culminación máxima de la unión entre el cristianismo y el arte, que era una forma de evangelización. Durante el Romanticismo se fue separando, pero hoy lo "in" es estar en contra de la iglesia, colocar el Cristo en la vagina de una mujer, lo que no me parece mal, pero pienso que se ha caído en una rutina. Para mí ya no tiene una validez, es una crítica que ya se hizo, y lo que me molesta del arte es lo típico, lo repetitivo. Se debe exaltar la idea cristiana, alabar a Cristo, hacer una interpretación propia pero con respeto. Porque creo que hay que tener un concepto claro para hacer algo en contra de una imagen que es religiosa. Pero que quede claro, yo no soy un predicador. A un cura le molestaría mi foto de la crucifixión, pues transformo a Cristo en una mujer, entonces tampoco soy ortodoxo. Respeto todas las ideas. Pero encuentro muy machista a la religión ¿Por qué Cristo es siempre un hombre si lo principal no es su sexualidad? Hasta la misma Iglesia dice que no lo es, que no tuvo sexo, entonces por qué no poner a una mujer como Cristo".

Por su parte, Santelices busca producir la atmósfera de sus fotografías, dejando de lado el exterior. "Me importa más el elaborar que el encontrar. Siempre hay azar, pero el 90% en la transmisión de lo que uno quiere decir está bajo control. Uno es el realizador, que busca el lugar y la persona. Trabajo en estudios y me intereso por el cuerpo desnudo. En mis fotos aparezco yo, pero no son autorretratos, sólo me utilizo como modelo (...) Hice mucho reportaje, al alero de lo que es la escuela del "instante preciso", la instantánea, lo que es un segmento recurrente, un lugar común. Hay otras cosas, otras fantasías que me interesa realizar. En el estudio todo está a mano, pero no en el sentido de que te metes al él y empiezas a jugar con la cámara o con el encuadre, sino que lo relaciono más a la escultura. La fotografía pasa a ser sólo el soporte. Utilizo la cámara frontal para recrear sólo la puesta en escena, eso -y no el punto de vista- es hoy para mí lo importante".
(...) "Empecé a interiorizarme, a leer. En una primera etapa ataqué el canon estético clásico. Me interesa más la relación cotidiana que tienes con el cuerpo, que no necesariamente se basa en una magnífica figura o en el telón detrás de ella. Trato de que mis modelos no tengan ningún rasgo fotogénico para subrayar esa cuestión oscura, contrapuesta a lo soft o a la moda. Otra cosa que me interesa graficar es la promiscuidad del cuerpo. En la escuela, cuando niños, veías a los compañeros en las duchas y era una cuestión medio mórbida. Eso he tratado de sacar a relucir".

-Parece extraño tratar de reflejar lo cotidiano en un estudio ¿Cómo se conecta tu trabajo dentro del estudio con la realidad externa, con los problemas de un país y "lo que pasa" en él?
-Sí, es una abstracción total. Yo no quiero que a mis fotos se les meta algo utilitario o contingente, porque muchas veces pasa que la contingencia, el tema, es el soporte para la foto. Por ello siempre he tratado que mi trabajo se pueda valer por sí mismo y no tener deudas. En eso la edición y mi temática son cerradas. No me gustaría que se filtrara en ella una cuestión contingente, como pasa por ejemplo con la fotografía de paisaje y la cosa ecológica, donde para hacer una exposición están tres horas hablando de un asunto ideológico y la foto al final está sustentando algo que no necesariamente tiene que ver con la imagen".
(...) "La idea de cotidiano no quiere decir que yo haya tratado de construir en el estudio un ambiente cotidiano, sino que es un punto de vista el que trato de traspasar a la foto, en el sentido de no tener un embudo en que todo sale siempre de la misma manera. Para eso me preocupé de que la luz fuera lo más dura posible, en un sentido críptico, tal vez influenciado por ciertas películas de Ingmar Bergman. Pero siempre la foto ligada a registrar, primero por la relación de verosimilitud que se produce y usando sólo las características miméticas que tiene. Luego hay una cierta manipulación al proyectarlas, trato de que cada imagen sea una interpretación diferente. Empiezo a meter pedazos negros que sólo están significando un tono gráfico, que no tiene mayor pertinencia que el meter más gráfica a la imagen. Mi idea es que a la fotografía se le incorporen otras cosas, no necesariamente con un valor simbólico sino que estético. Esto en el sentido que sólo sea imagen. Al principio era algo más doloroso, fueron apareciendo cuestiones de familia... Pero ahora es sólo estético. En un comienzo el sujeto era una niña de pechos caídos o una cesárea, cosas más o menos fuertes, pero ahora se me ha liberado esa parte. Lo demás lo tomo como un paso a seguir. Poder controlar los factores y el trabajar con uno, que de repente es la otra opción a estar siempre encontrando situaciones".

-Dentro de esta crítica a la belleza clásica ¿Te interesa jugar con el erotismo?
-Me interesa cualquier cantidad y me lo cuestiono. Todas estas cosas escondidas que uno tiene y el asunto moral, cierta represión... de repente tengo fotos de toallas higiénicas, porque me interesa la parte natural que tenemos. Uno se masturba y bien, es parte de tu existencia ¿Por qué alejarlo? Por otra parte, pienso que la sensualidad ha sido muy ligada al glamour. Y hay otra sensualidad más agresiva, más violenta. Ahí Cronenberg es importante con su film Crash.

Una de las características más evidentes que sale a relucir al conversar con la mayoría de los jóvenes de hoy, es su indiferencia ante la política y sus brazos de poder, lo que se traduce en una actitud crítica contra la sociedad sin que ello los incentive a organizarse por una lucha contra el sistema. Individualistas en extremo y a consciencia, miran el futuro sin pesimismo y dispuestos a enfrentarlo, pero sabiendo que cada uno deberá "rascarse con sus propias uñas". Ello no está ajeno en nuestros entrevistados. Junto con esto, lo politizado, insípido y mercantil que se presenta el medio periodístico, hizo que la fotografía de prensa no sea el campo donde decidan desarrollarse. La pregunta es ¿Por qué si tienen una postura crítica, tajante y clara no tocan esos temas por medio de la fotografía?

Luis Santelices señala: "El viernes pasado bajó la bolsa de Londres y yo me pregunto ¿tengo algo que ver con que el cobre haya bajado o subido, me afecta en algo? En nada. La imagen que da la prensa es de diferentes tribus y toda la historia transcurre con estas tribus... Pero en tres años yo voy a ganar las mismas 50 lucas de hace dos. Si yo no me preocupo de mí... es toda una cuestión de que uno mismo choca las piedras y produce el fuego, porque afuera no lo vas a encontrar. No es ser negativo, tengo una postura de izquierda pero no ortodoxo sino más idealista, claro que es media fea esa palabra, intransigente, en el sentido que con la izquierda ahora no pasa nada. Pero tampoco voy a votar por ella. Pienso que pocas cosas se puede hacer con la política. La política es necesaria, es bueno estar en democracia, pero de repente me siento desadaptado. Es necesario que nos preocupemos que mañana los dígitos terminados en 8 y 9 no pueden circular porque contaminan, pero al final todas las industrias de mayor índice contaminante trabajan en las noches, entonces es una burla que también lo saben los que hacen las encuestas. No me gusta esa cosa hipócrita. Son imágenes que la prensa necesita para subsistir. Y ver a la Valeria Massa en el Viva el Lunes no me interesa. Y eso de que votando puedes elegir a tus líderes, no es más que el slogan publicitario, porque ellos necesitan votos y montan toda esta historia. Ellos mismos crean los dos bandos y quieren meterte a ti dentro de uno de ellos. Ante eso hay que estar despierto. Chile no está surgiendo porque tenga entre sus miembros a Zamorano y Salas. Te están haciendo vivir vidas prestadas. Al único que le importa es al propio Salas, porque él sí está ganando mucha plata, es el único beneficiado. No puedes creer por eso que estás mejor, porque es una abstracción y con eso complementas falencias tuyas".

"Pienso que la mayoría de los jóvenes son muy aburridos -agrega Munita- me aburren terriblemente sus intereses, que al final no les pertenecen. El fútbol es un juego, una pelota, pero el problema es que es concebido como mucho más que eso. Las barras no te devuelven nada, te puedes sentir identificado pero es por una falta de identificación con algo. Creo que a los jóvenes les falta identificarse consigo mismos. Estamos metidos en el mismo juego que tanto rechazamos, el fútbol, la televisión, son huevas que de alguna manera nos amarran al sistema. La drogas nos hacen perder la voluntad de las cosas. El fútbol también es una droga. Liberas todas tus tensiones gritando y pateando y no te quedas con nada. Yo lo encuentro triste... Las discotheques, un cubo de cemento que mientras más desagradable mejor, un calor asqueroso. Y el problema es que son cosas externas a nosotros, son un negocio y pasamos a ser entes consumidores. Adentro te tomas una piscola que cuesta dos lucas (US$4), mientras que en tu casa te sale tres gambas (US$1) y lo puedes pasar mejor. No sé quién nos metió en la cabeza que lo que nos entregan es mejor que lo que nosotros podemos hacer. Y la lata es que la cosa en sí no tiene nada de malo, pero el error es entenderlo como la única forma de entretenimiento ¿Qué hacen en verano? Trasladan Santiago a la playa. Te vas a Licanray y qué haces, lo mismo que acá. Y eso, como muchas otras cosas, revelan nuestra falta de identidad, ese afán de meter la mano en todo. En el fondo tenemos la identidad de lo que nos ofrezcan, de lo que se acerque al status. Las palmeras del Alto Las Condes lo son. Y qué pasa con nuestros árboles, con el peumo, el arrayán, el quillay ¿Quién hace un jardín con ellos?"

Pretendo irme a Nueva York -cuenta Carla Ramírez- estudiar, hacer foto. Irme a un lugar. Australia, la India, donde sea, me quiero ir de Chile, quiero volver también, pero irme, ser mesera si es necesario, ganar mi plata y seguir haciendo mi trabajo autoral. Porque yo ni cagando me voy a quedar en Chile para trabajar en un diario. Me da lo mismo que de aquí a 15 años recién se valore mi foto. Bien, porque voy a tener material suficiente para decir ¡ey!, mira, este es mi trabajo. No sueño con salir del instituto y empezar a vivir de la foto al tiro, no, porque no me voy a esclavizar. Hice la práctica en el diario La Tercera y fue re frustrante, fue muy desagradable. Y yo pensaba, "estar toda una tarde sentada viendo TV cable ¡oye huevón, esto es como haber estudiado ingeniería comercial y meterme a una oficina y cumplir un horario maldito, yo no estudié foto cuatro años para hacer eso. Yo estudié foto y la foto es un medio de expresión personal, no lo voy a hacer para esclavizarme. Voy a trabajar en cualquier cosa. El diario te consume demasiado. Si trabajas seis días a la semana, de las 9 de la mañana a las 6 de la tarde, terminas raja, no te queda tiempo para hacer tu trabajo personal, entonces en qué avanzas fotográficamente, en nada. Te quedas estancado en lo que te pide el diario ¿Y tú que haces? Tú como persona, tú como amante de la fotografía ¿Qué haces? Y por eso la idea es irse, porque acá te pones a trabajar de mesera, o me dedico a cuidar guaguas y no gano nada, en el extranjero sí. Y voy a ganar experiencia, voy a crecer, voy a madurar, cosa que me falta, porque igual siempre he dependido caleta de mis viejos. Igual soy niña todavía, y bueno, espero seguir siéndolo. Es un desafío. Nunca dejar la foto de lado, trabajar en cualquier cosa pero siempre haciendo foto. Y tengo otros planes. Igual quiero tener hijos, pero sé que no los tendré hasta que me sienta realizada como mujer fotógrafa. Al tener un hijo ya no voy a ser responsable sólo de una vida, sino de dos. Tendré un hijo cuando sienta que llegué a la culminación de la fotografía, cuando sienta que no necesitaré hacer mucho más para sustentarme con la foto. Si eso es a los 35, bien, los tendré a los 35".

-¿Sientes que gran parte de los jóvenes está en la misma parada que tú, que es una generación que está "en esa"?
-Creo que hay muy poca gente así, porque se conforman donde están. No tienen aspiraciones muy grandes, inalcanzables o no, y por eso se quedan ahí, estancados.

-¿Debiera ser inherente a los jóvenes ese grado de inconformismo, de inquietud extrema?
-Sí. Igual yo quiero que las cosas cambien, pero en MI vida. No estoy ni ahí con la política. Yo. Yo como persona, bien. Pero creo que debiera ser una característica de cualquier persona. Es egoísta, pero yo no voy a luchar por el mundo. El mundo está muy pa’ la cagá como para ponerme a luchar yo por él. Gastaría demasiada energía y creo que sería inútil. Prefiero preocuparme de lo que yo espero de mi vida. Que ellos se preocupen por la suya. Igual me preocupa la pobreza, el racismo... pero eso todo el mundo lo sabe, ya está más que mostrado, ya está documentalizado. No creo que haya personas que no sepan que eso existe. Han mostrado todo, miles de entrevistas acerca de la realidad cruel del mundo, pero ¿qué se hace contra eso? Por eso te digo que me preocupo más de mi vida, pues es tanta la desesperanza... hay mucha diferencia social, hay mucha política, cosa que no debería haber, hay demasiada publicidad, demasiado comercio, demasiada plata entremedio. Hay demasiada mierda en el mundo que no la puedo recoger. Ya está y no creo que acabe, o sea definitivamente no creo que acabe. Yo creo que el mundo va a terminar siendo una cagada. No creo que la pobreza cambie nunca, tendría que cambiar la política. No creo que yo ni mi generación logremos un cambio y ni siquiera tengo ganas de luchar por eso. Creo que ninguno está motivado como para luchar contra todo, no lo veo, tal vez si lo viera también me motivaría. Y no lo voy a empezar yo. Igual es egoísta, lo es".

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